Diario emocional de un mochilero

Si lo que deseas no viene a ti, usa el plan ve.

Cap. 43 - El Avión

Cap. 43 - El Avión

Una vez más quedo comprobado. Una sonrisa en tu rostro es la herramienta más potente que puedes usar para ir por la vida. Tras hacer el Check-in online de mi vuelo de vuelta a España, el sistema cambió caprichosamente los asientos de ventanilla que había elegido para esta travesía de más de 12 horas de duración.

Al llegar al aeropuerto de Buenos Aires le explique a la señorita del mostrador donde despachaba mi mochila lo sucedido y le pregunté si había posibilidad de reasignarme otros asientos para los vuelos que me llevarían de vuelta a casa. Se hizo un profundo silencio. Lo pude ver claramente en sus ojos. Su respuesta casi automática de no hay más ventanillas disponibles. Sería normal y totalmente entendible ya que solo faltaban unos pocos minutos para cerrar la facturación del vuelo. Una muy difícil despedida marcada por risas y lágrimas habían hecho que el plan inicial de llegar temprano al aeropuerto quedase en eso... simplemente un plan.

El silencio que se hizo dio paso a una dulce sonrisa por mi parte. Ninguna palabra salió de mi boca. Solo una sonrisa bañada por la paz que sentía dentro mío por sentirme tan feliz con la vida en ese momento. Dibujó ella también una leve sonrisa en su rostro, casi imperceptible a los ojos de muchos, pero no a los de aquella persona que elige estar en ese momento, en ese lugar.

Y al subir a este largo vuelo con destino el viejo continente las sospechas se habían hecho realidad. Me había asignado una de las pocas ventanas junto a una salida de emergencia del avión. Aquellos asientos muy espaciosos en los cuales puedes estirarte a tu merced. Asientos muy deseados por todos, y que el abogado que viajaba al lado mío se había sorprendido que en mi caso no me hubiesen cobrado el cargo extra de cien dólares americanos por viajar en uno de ellos tal y como estipulan las tarifas vigentes. Una muestra más que tu sonrisa y tu energía pueden más que cualquiera de tus palabras. Incluso te presentan antes de que tú hables.

Y en este camino de vuelta a casa puedo compartir ya una promesa que me hice a mi mismo al empezar este viaje. Una decisión difícil y un gran peso extra en mi mochila. La fuerte apuesta de una persona deseosa de conectar con su mejor versión.

Me prometí no volver a casa hasta terminar de escribir este libro. Una promesa que a ojos de muchos puede resultar sencilla, pero cuando al principio te sientas día tras día frente a una hoja sin poder escribir una sola palabra te das cuenta la verdadera magnitud de un proyecto de este tipo.

Volver a casa seria el premio, la recompensa al valor, la confirmación definitiva que la persona que llegase en ese avión sería distinta a la que partió.

Esto es emoción en estado puro. Es la forma de hacer que ese cambio que quieres hacer en tu vida perdure. Darte tu palabra y cumplirla es una de las técnicas más potentes para aumentar tu confianza. Hernán Cortez en una de sus batallas era superado ampliamente en número por su adversario. El mismo dio la orden a sus soldados de quemar sus propias naves. Una vez cumplida su directiva, ya sin barcos para poder volver a casa, se dirigió a sus hombres y les dijo. Aquí ya no se puede volver hacia atrás. O ganamos esta batalla o morimos en esta misma tierra.

Quemar sus naves fue la diferencia que hizo falta para ganar esa batalla. Sabiendo que no había una posible retirada sus soldaros lo dieron todo y ganaron pese a ser muy inferior en número.

Haz lo mismo tu. Quema tus naves y haz ese cambio que siempre has querido en tu vida. Es la única manera de hacer que perdure. No lo digo por haberlo estudiado, te lo digo por haberlo vivido en primera persona.

Conecta con los verdaderos motivos por los que quieres transformar tu vida. Hazlo porque te lo mereces, hazlo por tu familia y amigos. Por ser ejemplo para ellos que si se puede. Se puede vivir aquella vida que tanto quieres y que tanto te mereces. No te lo olvides nunca, la gasolina que nunca se acaba se llama amor.

Conecta verdaderamente con esa energía y nada volverá a ser igual. Te lo prometo.

Yo Soy Lucas.