Diario emocional de un mochilero

Si lo que deseas no viene a ti, usa el plan ve.

Cap. 37 - La chica sin rostro.

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Cap. 37 - La chica sin rostro.

(Pasaron varios meses desde mi partida de Málaga. Muy lejos queda ya la ilusión de creer haberte encontrado en mi camino. Aquella gran persona que conocí ya rehízo su vida. Está con un muchacho que me cuenta es una gran persona. Que la cuida y la trata bien. Te deseo lo mejor para tu vida. Te mereces mucha felicidad porque la cuota de pasarla mal ya la has pagado con creces).

Y aquí me encuentro nuevamente en el punto de partida. Caminando solo. Tal y como comencé este viaje. Pero esta vez con los deberes cumplidos. Me prometí no ponerme de novio hasta que realmente aprendiese a estar bien solo. Me parece que fue lo mejor que pude hacer. Para construir algo fuerte, algo solido. Algo con cimientos tan profundos que perdure hasta el fin de los tiempos.

Así que este capítulo es para ti. La chica sin rostro. No sé si ya nos cruzamos por el camino y no fue nuestro momento. O si nuestro encuentro está aún por suceder. Quizás a la vuelta de la próxima esquina. En el próximo semáforo en rojo. Quizás en la cola del supermercado...

¿Quién lo sabe verdad?

(Cualquier otra persona que lea este capítulo ya estará pensando. ¿No puede ser Lucas. Te vas a poner pasteloso ahora. Pues sí. Creo que después de tantos meses viajando enfrentando miedos es otro derecho que me gané. Es que al fin y al cabo el Diario emocional de un servidor no estaría completo si no tiene unas líneas dedicadas para ella. Animo valiente. A dejar la armadura a un costado me dije antes de comenzar a escribir este capítulo).

Como en las historias de Disney. Aquel amor eterno y sincero que vivirá por siempre en nuestros corazones. Aquella historia que termina con la frase "Y vivieron felices para siempre”. El encuentro auténtico entre dos almas. Aquello que no abunda en estos tiempos. ¿Pero a nosotros nos da igual verdad? Porque tú y yo si creemos en eso. Encontrarnos y caminar juntos por el resto de nuestras vidas...

¿Qué puedo decirte? Te presentas por las noches en mis sueños. Te escurres entre mis deseos. Solo estando dormido puedo acariciarte y mirarte a los ojos. Solo estando dormido puedo besarte y fundirme contigo en un abrazo eterno.

Que ganas que aparezcas ya. Cierro los ojos y logro verte. Me sobresalto por la calle al cruzarte en una mirada y pensar que eres tú. Esa mirada dulce y compañera. Esa sonrisa fresca y espontanea que te llega al alma.

Que ganas de volver a casa y que estés allí esperando. Que el frío invierno nos encuentre abrazados en el sofá. Con la manta tapándonos hasta la narices, viendo nuestra serie favorita.

Poder caminar de la mano y seguir descubriendo el mundo. Pero esta vez juntos. Cambiaría ir de expedición a Nueva Zelanda por una guerra de harina en la cocina mientras preparamos pasta casera. Cambiaría conocer el Glaciar Perito Moreno por tomarme una cerveza fría en nuestro balcón un día de verano. Cambiaría recorrer las pirámides de Egipto por recorrer tu piel entre las sabanas de nuestra cama noche tras noche.

Sé que va a ser increíble al conocernos. Adornar el día a día como si fuera una aventura. Otro viaje alrededor del mundo pero esta vez cerca de casa. Cambio una excursión a la selva Amazónica por jugar a encontrarnos en el laberinto de los lineales del supermercado.

Tantos sitios a los que quiero volver y enseñarte. Tantas playas en las que quiero caminemos de la mano. Tantos atardeceres de ensueño me encantarían disfrutar contigo. Tantos rincones que he visto y me prometí volver algún día contigo...

¿Te gustaría viajemos a algún lugar juntos? ¿A Dónde te gustaría ir? ¿Buscamos los billetes para emprender nuestra próxima aventura?

¿Mejor paro aquí verdad?

(¿Muy pasteloso está quedando esto verdad? Lo dije al comenzar el libro. Solo iba a escribir el libro que me hiciera sentir orgulloso de haberlo hecho. Que refleje quien soy y como me siento en cada momento).

Dejemos el resto para nosotros. Y te cuento como termina esta carta dulcemente al oído. En alguna playa perdida de una pequeña isla. Con un fuego encendido y música de fondo. Con una botella de vino y un manto de estrellas como testigos. Bailando sobre la arena y mirándonos fijamente a los ojos. Haciendo de cada momento un instante único. Un momento irrepetible.

Porque sólo tú me haces falta para que ya nada pueda estar mejor...

Yo Soy Lucas